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sábado, 9 de febrero de 2008

ToLeRaNcIa CeRo A lA MGF

La mutilación genital femenina abarca todos los procedimientos que entrañan la eliminación total o parcial de los genitales femeninos externos u otras lesiones de los órganos genitales femeninos por cuestiones culturales o religiosas o por otros motivos no terapéuticos.
Las consecuencias inmediatas y a largo plazo de la mutilación genital femenina para la salud varían según el tipo y la gravedad del procedimiento utilizado. Entre las complicaciones inmediatas figuran dolor fuerte, shock, hemorragia, retención de orina, ulceración de la zona genital y lesión del tejido adyacente.

A largo plazo puede haber consecuencias como infecciones recurrentes del tracto urinario, infección pélvica, infertilidad (por infecciones internas), cicatrices, dificultades en la menstruación, fístulas (agujeros o canales entre la vagina y la vejiga o el recto, dolor en el coito, disfunción sexual y problemas en el embarazo y el parto (la necesidad de cortar la vagina para permitir el alumbramiento y el trauma consiguiente, agravado a menudo por el hecho de tener que suturar).

La mutilación genital femenina se practica en veintiocho países africanos, así como en Asia (Indonesia) y Oriente Medio (Yemen). Es cada vez más frecuente en Europa, Australia, Canadá y Estados Unidos, sobre todo entre inmigrantes de esos países.

Se calcula que el número de niñas y mujeres que han sido sufrido mutilación genital asciende hoy día a entre cien y ciento cuarenta millones, y cada año están expuestas a ser sometidas también a ella dos millones de niñas más

Con motivo de la celebración del primer "Día mundial de tolerancia cero a la mutilación genital femenina", Amnistía Internacional hace un llamamiento a todos los Gobiernos para que garanticen la protección efectiva de las niñas contra la mutilación genital femenina (MGF).

"Los Gobiernos tienen la responsabilidad de proteger la integridad física y mental de las mujeres y las niñas. La adopción de medidas contra la MGF es parte integrante de todo enfoque exhaustivo para proteger a las mujeres de la violencia y reivindicar su derecho a la igualdad en la sociedad", ha manifestado la organización.
Hasta ahora, sólo catorce países africanos han aprobado leyes que prohíben la práctica. Amnistía Internacional cree que, a pesar de que es difícil hacerla cumplir debido a la presión social favorable a que se siga el rito, Amnistía Internacional cree que esa legislación es un importante instrumento con el que crear un entorno en el que se proteja a las niñas y a las mujeres afectadas.

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