Eugenia Viñes cuenta en la revista Época que el motivo que pretende alegar Doña Elena para su divorcio es que desconocía, en el momento de formalizar el compromiso con Jaime de Marichalar y de contraer matrimonio con él, que consumía cocaína de forma ocasional.Consultadas por Época, fuentes oficiales de la Casa Real española, dicen que “no se ha iniciado ninguna acción legal ni eclesiástica” por el divorcio de la pareja. Y añaden que “es todo un rumor, sobre el que se hace lo que no debería ser periodismo”.
Separación tortuosa
Las fuentes con las que se ha puesto en contacto Época confirman que Doña Elena no cumple con los horarios de visita permitidos a Jaime de Marichalar. Apuntan a que ahora dice que “no se fía” del padre. Además, la Infanta viaja a menudo a Barcelona con sus hijos, sin el conocimiento ni consentimiento de Marichalar.
Los despachos de Concha Sierra, abogada matrimonialista contratada por Jaime de Marichalar, y el de Uría y Menéndez, contratado por la Infanta Elena, guardan férreo silencio sobre las condiciones del divorcio. Lo que sí trasciende son las pretensiones del consorte. Jaime de Marichalar querría volver a París y ha sido Don Juan Carlos quien le habría conseguido que Credit Suisse, banco para el que ya trabajó, volviera a admitirlo en su central de la capital francesa.
P.D.:Si es que estas cosas pasan hasta en las mejores familias.....
