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La histórica elección del demócrata Barack Obama, de 47 años, como cuadragésimo cuarto presidente de Estados Unidos abre una gran oleada de esperanza. El masivo apoyo obtenido por el candidato demócrata se interpreta como el inicio de una nueva era, no sólo para el gran país norteamericano, sino para el resto del mundo. Sin embargo, también es hora de reflexionar sobre los grandes retos del nuevo presidente, como son el derrumbe del sistema financiero, la lucha antiterrorista, un planeta en peligro y la crisis de liderazgo.
EL senador por Illinois y presidente electo Barack Obama ha despertado un gran entusiasmo que ha contagiado a las jóvenes generaciones, a las que sacó de su apatía; a las grandes minorías de Estados Unidos, la afroamericana y la hispana, a las que rescató del escepticismo y la indiferencia, y a las mujeres, que le votaron en mayor medida que los hombres. Aspectos todos ellos que explican el clamoroso triunfo de un político afroamericano, casi desconocido hace cuatro años, que alcanza la máxima responsabilidad de forma tan clara como incuestionable. Otra gran lección de Estados Unidos al mundo.
Veinticuatro horas después, a la alegría le sucede la necesidad de reflexionar sobre los grandes desafíos a los que tendrá que hacer frente el primer presidente negro de Estados Unidos. El propio Barack Obama, en su discurso de la noche electoral, intentó rebajar la euforia de la audiencia y transmitió la necesidad de realismo, de descender a la tierra y de encarar los graves asuntos a los que tendrá que hacer frente.
Ya durante la campaña hizo el nuevo presidente algunas menciones a la necesidad de apoyarse en los aliados, tanto para superar la crisis económica global como para archivar la imposición neocon de un liderazgo a golpe de decisión unilateral si no de invasión militar. Un política que deberá incluir un calendario para una muy difícil retirada de las tropas de Iraq y el no menos complicado fortalecimiento de la presencia aliada en Afganistán. Obama promete lógicamente que será duro con los terroristas y que apoyará a quienes buscan la paz y la seguridad, ya que la auténtica fuerza de Estados Unidos procede "no del poderío de las armas ni de la magnitud de su riqueza, sino del poder duradero de sus ideales: la democracia, la libertad, la oportunidad y la esperanza firme".
Europa espera edificar con el nuevo presidente estadounidense una nueva alianza atlántica, más fuerte y equilibrada. Lo que la Comisión Europea ha calificado de "nuevo pacto para un nuevo mundo". Por su parte, el presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero -distanciado de la Administración Bush por la retirada de las tropas españolas de Iraq-, se ofrece como "aliado fiel" para instaurar una nueva era de diálogo.
P.D.:Es que había que dar un toque de color a la Casa Blanca, jajaja. Bueno a ver qué tal, esperemos ver buenos resultados a corto plazo.